Extintores y medios para extinción automática de incendios

Los medios de extinción automática de incendios son la solución más eficiente para minimizar daños por fuego en hogares, negocios, colectividades y edificios de uso público. Estos medios se activan por sí mismos cuando detectan signos de incendio, que según el caso pueden ser temperaturas elevadas en puntos determinados o detección de humos, entre otros. En esa situación activan medios para apagar el fuego con agua, gas, espuma o polvos químicos, según el sistema y modelo elegidos.

Extintores y medios para extinción automática de incendios

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Tipos de extintores según sus clases o uso

Los medios de extinción automática de incendios se pueden clasificar de distintos modos. 

Si nos atenemos a una clasificación de tipos de medios de extinción automática de incendios según el agente extintor utilizado, estos son: sistemas de agua, que pueden ser mediante rociadores sprincklers automáticos o por agua nebulizada o por agua pulverizada, sistemas de espuma que ahogan incendios tipo A y B, gases o agentes gaseosos utilizados sobre todo para espacios con equipos electrónicos valiosos y sistemas de polvos químicos BC o ABC. 

Atendiendo al tipo de riesgo y uso están los sistemas de cocina o de clase K, que son los adecuados para instalar en cocinas profesionales con riesgo de presencia de grasas y aceites. También los sistemas para la extinción de incendios en espacios con equipos electrónicos, adecuados para oficinas y otros espacios con estos equipos, y que usan agentes gaseosos o polvo químico para apagar el fuego sin dañar los equipos.

Otro tipo de medios de extinción automática de incendios son los sistemas para fuegos de clase D, capacitados para apagar fuegos de metales combustibles. Y los sistemas de seguridad antiincendios para grandes instalaciones, adecuados para centros comerciales, centros educativos, pabellones industriales y centros logísticos, entre otros.

Tipos de BIEs

Existen distintos tipos de BIEs o bocas de incendio equipadas, según el diámetro de la manguera o su longitud. Las más comunes son la BIE de 25 mm y la BIE de 45 mm de diámetro.

La BIE de 25 mm es la más fácil de usar y la más empleada en oficinas, comunidades de vecinos y otros espacios donde los usuarios no tienen formación específica para usar estos medios de extinción. Suministra 100 litros de agua por minuto a una presión de 3,5 bares.

La BIE de 45 mm es la más utilizada en espacios industriales y logísticos y en zonas de alto riesgo. Suministra agua a la misma presión que la anterior, pero en este caso con un caudal de 200 litros por minuto. 

Tipos de rociadores para extinción automática de incendios

Los rociadores de medios de extinción automática se pueden clasificar de distintos modos. Atendiendo a su patrón o forma de rociado hay tres tipos: dirigidos, que son los que rocían una zona concreta y focalizada, de pulverización fina, que son los que expulsan el agua a gran presión para formar una especie de niebla que cubre la superficie y de cobertura extendida, que tienen una mayor amplitud de rociado que los focalizados.

Pero también se pueden clasificar de otro modo, por ejemplo, por la forma de activación de los rociadores. En este caso pueden ser de tubería húmeda, siempre cargados y que se activan por calor, de tubería seca que se llena cuando se activa y libera gas, de preacción que funcionan cuando se activa el sistema de extinción automática de incendios y los rociadores de diluvio, que al activarse abren una válvula que deja pasar y expulsar el agua.

Además, se pueden clasificar también según su modo de colocación, pudiendo ser de 4 tipos: colgantes, montantes con el deflector hacia arriba, de pared y ocultos, que van empotrados a ras de techo.

Normativa en España

Las obligaciones al respecto están recogidas en el Real Decreto 513/2017 (RIPCI). Este indica que los sistemas de extinción automática de incendios fijos o rociadores deben ser revisados de forma periódica, cuyos plazos varían según el tipo de sistema pudiendo ser trimestrales, semestrales o anuales según la normativa y el fabricante por una empresa mantenedora y deben ser inspeccionados cada 10 años para garantizar su óptimo funcionamiento y cada 25 más exhaustivamente.